viernes, 4 de noviembre de 2011

Papas

La papa

Un cacique de la isla de Chiloé, lugar poblado de gaviotas, quería hacer el amor como los dioses.
Cuando las parejas de dioses se abrazaban, temblaba la tierra y se desataban los maremotos. Eso se sabía, pero nadie los había visto.
Dispuesto a sorprenderlos, el cacique nadó hasta la isla prohibida.
Solamente alcanzó a ver a un lagarto gigante, con la boca bien abierta y llena de espuma y una lengua desmesurada que desprendía fuego por la punta.
Los dioses hundieron al indiscreto bajo tierra y lo condenaron a ser comido por los demás. En castigo de su curiosidad, le cubrieron el cuerpo de ojos ciegos.
Memoria del Fuego I:  los Nacimientos



Configuran un hermoso mosaico, como hojas en otoño. Diferentes colores y texturas, algunas de carne firme acompañadas solo de cebollas ya son una delicia, otras para cazuela mezcladas con otros frutos de la tierra y carnes. Preparadas de infinitas maneras y que han alimentado los habitantes de las islas del sur de tiempos inmemoriales.
Ahora amenazadas por la agroindustria que copa e impone sus semillas esteriles, que pretenden controlar las especie que consumiremos condenando a la desaparición toda las maravillosas variedades que aun perviven en lugares perdidos de montañas e islas.