La papa
Un cacique de la isla de Chiloé, lugar poblado de gaviotas, quería hacer el amor como los dioses.
Cuando las parejas de dioses se
abrazaban, temblaba la tierra y se desataban los maremotos. Eso se
sabía, pero nadie los había visto.
Dispuesto a sorprenderlos, el cacique nadó hasta la isla prohibida.
Solamente alcanzó a ver a un lagarto
gigante, con la boca bien abierta y llena de espuma y una lengua
desmesurada que desprendía fuego por la punta.
Los dioses hundieron al indiscreto bajo
tierra y lo condenaron a ser comido por los demás. En castigo de su
curiosidad, le cubrieron el cuerpo de ojos ciegos.
Memoria del Fuego I: los Nacimientos
Configuran un hermoso mosaico, como hojas en otoño. Diferentes colores y texturas, algunas de carne firme acompañadas solo de cebollas ya son una delicia, otras para cazuela mezcladas con otros frutos de la tierra y carnes. Preparadas de infinitas maneras y que han alimentado los habitantes de las islas del sur de tiempos inmemoriales.
Ahora amenazadas por la agroindustria que copa e impone sus semillas esteriles, que pretenden controlar las especie que consumiremos condenando a la desaparición toda las maravillosas variedades que aun perviven en lugares perdidos de montañas e islas.